Evangelios Apócrifos. Evangelio Armenio de la infancia 9 parte.-

De cómo la Sagrada Familia fue a Arimatea, donde Jesús hizo milagros y resucitó muertos

XXII 1. Y José se levantó, tomó a María y saliendo de la villa, ambos marcharoncamino adelante. Y buscaban con la mirada a Jesús. Y éste se les apareció de súbito, ylos siguió hasta el país de Galilea, a una villa llamada Arimatea, donde tomaronalbergue en una casa. Y Jesús tenía diez años entonces, y circulaba por la villa, para iral sitio en que los niños se congregaban. Y, cuando divisaron a Jesús, lo interrogaron,diciendo: ¿De dónde has venido? Y Jesús contestó: De un país desconocido. Los niñosinquirieron: ¿Dónde está situada la casa de tu padre? Y Jesús repuso: No podríascomprenderlo. Los niños agregaron: Dinos algo, para que lo sepamos de ti. Y Jesúsreplicó: ¿Para qué me lo preguntáis, si lo que yo os dijera, no lo entenderíais? Losniños insistieron: Háblanos, porque nosotros somos ignorantes, y tú pareces instruidoen todas las cosas. Jesús dijo: Todas las cosas conozco, en efecto, pero soy extranjero,y no aceptaríais ninguna de mis palabras. Y los niños dijeron: Te acogemos conamistad, como a un hermano, y nos someteremos a tus órdenes, conforme a tualbedrío.2. Y Jesús dijo: Levantaos, vamos. Y los niños obedecieron, y llegaron todos juntos acierto sitio, en el que había una roca muy alta. Y, colocándose enfrente, ordenó a laroca que inclinase su cima y se sentó en ella, y la roca recobró su posición. Y los niñoslanzaron gritos de sorpresa y, formando círculo alrededor de la roca, miraban a Jesús.Y, después de haber ordenado a la roca que inclinase otra vez su cima, Jesús descendióde ella.3. Y los niños fueron a la villa, para contar el prodigio hecho por Jesús, el cual huyó. Yuno de los niños, que lo divisó, le detuvo por sorpresa y se apoderó de él. Y Jesús,volviéndose, le sopló en el rostro y, en el mismo instante, el niño perdió la vista. Yclamó a gran voz: Jesús, ten piedad de mí. Y Jesús le puso la mano sobre los ojos, yéstos se abrieron de nuevo a la luz.4. Y, un día, los niños se habían congregado cerca de un pozo, y Jesús fue areunírseles. Y ellos, al verlo, se regocijaron. Y Jesús les preguntó: ¿Qué hacéis alborde de este pozo? Y los niños respondieron: Ven a juntarte con nosotros. Y Jesúsdijo: Heme aquí. ¿Qué deseáis? Y, en el mismo momento en que hablaba así, dosniños jugaban al borde del pozo. Y sucedió que, disputando, uno de ellos pegó al otro,y lo lanzó al pozo. Y los demás huyeron de allí, y Jesús, levantándose, marchó a sucasa.5. Y, como algunas personas llegasen pasa sacar agua, al meter sus cántaros, vieron enmedio del pozo a un niño muerto, y fueron a anunciarlo a la villa. Y los padresllegaron, y vieron a su hijo ahogado encima del agua. Y lloraban amargamente, y segolpeaban el pecho. Y era un niño muy hermoso, y de cinco años de edad. Y lospadres, deshechos en llanto, preguntaban: ¿Quién ha causado esta desgracia terrible?Mas, no encontrando al matador, se dirigieron al juez, para darle cuenta del sucesonefasto.6. Y el juez ordenó que le trajesen a los niños, a quienes preguntó: Hijos míos, ¿quiénde vosotros mató a ese niño, arrojándolo al agua? Los niños respondieron: Loignoramos. Y el juez dijo: Si lo sabéis, no contéis engañarme con pretextos y consubterfugios. No hagáis tal, porque moriréis, y pagaréis inocentes por culpables. Lospríncipes y los grandes les dijeron: No mintáis, y hablad sinceramente. Y los niñosclamaron a una: Si creéis en nuestras palabras, tened entendido que no nos cabe partealguna en su muerte. Cayó al agua por accidente, y no pudimos sacarlo del pozo. Y eljuez opuso: Cuando cayó al agua, ¿por qué no gritasteis inmediatamente, elevando lavoz, para que los habitantes de la villa fuesen a salvar al niño, que respiraba aún? Losniños dijeron: Porque ninguno de nosotros había quedado allí. Todos lo habíanabandonado, y habían huido. Y el juez acrecentó: Si cayó inadvertidamente y pordescuido, habríais gritado y avisado a todos. Pero, siendo los autores del hecho, habéishuido de allí por temor, y pensáis escapar a la muerte por vanas excusas. Los niñosdijeron: Si quieres condenarnos injustamente, hágase tu voluntad. Porque cada cual sehalla convencido de su propia inocencia y el que merece la muerte, es el que larealidad del hecho conoce. Y el juez repuso: Si conociese al culpable, no condenaría alinocente.7. Los niños dijeron: A nosotros no nos toca culpa alguna. Nos hallábamos distraídosen el juego, y de nada nos enteramos hasta que algunos niños huyeron, dando gritos.Nada más sabemos. Y el juez repuso: Si queréis, yo os diré la verdad. Miraos bien,poned atención, y compadeceos de vosotros mismos. Y los niños replicaron: Lo hemosrevelado todo, y no nos has oído. Y el juez exclamó: ¡Desconfío del artificio devuestras palabras! Los niños repitieron: Si nos condenas injustamente, eso será a cargotuyo. Y el juez contestó, furioso: Si no me decís la verdad, os conduciré al pozo, y osharé perecer ahogados en el agua. Y el niño que era el matador, repuso: Por mucho quenos atormentes, no podremos confesar una falsedad.8. Entonces el juez marchó con ellos al borde del pozo. Y ordenó que desnudasen a losniños, y que los encadenasen en presencia suya. Y el matador dijo: ¡Oh juez, presentaun testigo, y, entonces solamente, condénanos. ¿Por qué se nos condenaría a muerte,sin estar convencido por un testigo? Y el juez dijo: ¿Qué testigo voy a presentar, sitodos los testigos estáis aquí? No saldréis de mis manos, ni a fuerza de lamentaciones,ni a fuerza de presentes. Y los padres de los niños viéndolos desnudos ante el juez, enmedio de aquel lugar, se quejaban con amargura. Y el juez dijo: No me conmuevenvuestras lágrimas. Y mandó que arrojasen a los niños al pozo. Mas el que era elmatador, se expresó en estos términos: No me arrojes al pozo, y te indicará quién es elculpable. ¿Dónde está Jesús, el hijo del viejo? Él es el autor del hecho. Y el juezexclamó: Siendo así, ¿por qué os dejabais matar, a pesar de vuestra inocencia? Y losniños replicaron: A ti te toca saberlo, puesto que lo has querido.9. Entonces el juez hizo citar a Jesús ante él. Pero, como los que mandó en busca delniño no lo encontraran, apoderaronse de José, y llevaron a presencia del magistrado, elcual lo interrogó, diciéndole: Viejo, ¿de dónde has venido a esta villa? Y Josécontestó: Soy de un país lejano. El juez inquirió: ¿Dónde está tu hijo, que ha cometidoeste delito de homicidio? José repuso: Lo ignoro. El juez dijo: ¿Y no sabes que hacometido ese crimen? José dijo: ¡Por la vida del Señor, no lo sé! El juez aseveró: Si, losabes. ¿Y crees que vas a escapar a la muerte? José exclamó: ¡Oh juez, no condenesinjustamente a una inocente criatura! El juez rearguyó: Si es inocente, ¿por qué hahuido? José replicó: No puedo explicártelo. Y el juez dijo: No saldrán de la prisión, sino te apresuras a procurar que comparezca aquí tu hijo.10. Y, cuando el juez acabó de pronunciar estas palabras, Jesus se presentó al tribunalde improviso, y preguntó: ¿A quién buscáis? Respondieron: A Jesús, el hijo de José.Jesús dijo: Yo soy. Interrogó el juez: ¿Cuándo llegaste a esta villa? Jesús contestó:Hace largos años que resido en ella. El juez ordenó: Manifiéstame, pues, cuál ha sidola causa de la muerte violenta de ese niño. Y Jesus afirmó: No lo sé. Mas los padresdel niño clamaron: ¿Pretendes no saberlo, habiendo ahogado a nuestro hijo en el pozo?Y Jesús repuso: Si es a otro a quien hay que pedir cuenta de su vida, ¿por qué mecalumniáis tan pérfidamente? El juez replicó: No digas falsedad, porque reo eres demuerte. Mas Jesús aseguró: El testimonio de ellos es falso y verdadero el mío. Y eljuez le dijo: Júralo por la ley del Señor. Jesús repuso: ¿Por qué mientes ante Dios, y nolo temes? Mas el juez, respondiendo, dijo: ¿Y qué mal hay en prestar juramento,cuando se es inocente, y no queda otro recurso para escapar a la muerte? Jesús lecontestó: ¿De modo que crees legítimo pronunciar un juicio injusto? El juez lerespondió: Dime lo que debo hacer. Y Jesús repuso: Demasiado lo sabes, puesto queen juez estás constituido. Mas el juez repitió: ¿Qué debo hacer? Respóndeme. Y Jesúsle advirtió: Si obrases de buena fe, observarías la justicia. Pero no hay que esperar de tieso. Y el juez insistió: Obro conforme a lo que se alcanza. Jesús dijo: En esto, hablasverdad, mas no aceptas el testimonio que doy de mí mismo. El juez dijo: Yo no tecondeno injustamente. Y Jesús remachó: Si escuchases la voz de tu conciencia, nocondenarías con ligereza a nadie.11. Empero los niños interrumpieron, clamando a coro: ¡Oh juez, tú no sabes quécontestarle! Préstanos oído, y te informaremos de lo que le concierne. ¿O es que nopodemos nosotros responderle una palabra? Jesús les respondió: ¿Qué es lo quevosotros tenéis que decir de mí? Los niños replicaron: Desde que llegaste a estaciudad, nos has causado muchas contrariedades y muchas vejaciones, que hemosperdonado, porque eres pobre y extranjero. Pero ahora que has ocasionado talcatástrofe, y que nos has expuesto a la muerte, es justo que te hagamos perecer.Entonces el juez preguntó: ¿Es éste el niño de quien afirmáis que engaña a los ojos porprestigios? Los niños respondieron a una: Sí. Mas Jesús observó: Sé que os habéisligado todos contra mí, y que queréis condenarme a muerte injustamente. Y el juezdijo: ¿Cómo puedes pretender que no tienes testigos contrarios, y que te estimasinocente? Jesús dijo: Si me doy a mí mismo un testimonio verdadero, ¿me creerás? Eljuez dijo: Sí, te creeré. Y Jesús añadió: Espera un instante, que voy a darte la prueba.12. Y, esto dicho, Jesús, profundamente indignado, se aproximé al muerto, y clamé avoz: Jonathan, hijo de Beria, yérguete sobre tus pies, abre los ojos, y descubre a quiente precipitó al pozo. Y, en el mismo instante, el muerto se levantó, abrió los ojos, miróa todos los allí presentes, y los reconoció, llamándolos por sus nombres. Sus padreslanzaron un grito y, muy gozosos, lo estrecharon entre sus brazos, y lo cubrieron debesos. Y lo interrogaron, diciéndole: Hijo mío, ¿qué te devolvió a la vida? Y él mostrócon el dedo a Jesús, el cual le preguntó: ¿Quién fue el causante de tu pérdida? YJonathan repuso: No fuiste tú, señor, sino mi primo Saraka. El fue quien, después degolpearme, me hizo caer al pozo. Entonces Jesús dijo: Oíd todos vosotros cómo elmuerto acaba de dar testimonio de mí. Cuando tal vieron, los asistentes al prodigioexclamaron, acometidos de espanto: En verdad este niño es Dios e hijo del Padre,venido a la tierra. Y Jesús dijo: Juez inicuo, ¿crees ahora en mi testimonio y en miinocencia? ¿Has visto cómo mis actos engañan las miradas, y cuál ha sido mi conductajunto al pozo? Mas el juez, en su confusión, no le respondió palabra.13. Y el niño continué con vida hasta el atardecer, tiempo bastante para que multitud depersonas fuesen a comprobar el milagro hecho por Jesús, a cuyos pies se arrojabantodos, confesando sus pecados. Luego Jesús dijo al muchachito: Ea, duerme ya, ydescansa, en espera de que el juez de todos los hombres venga a pautar lasrecompensas, y a imponer sus justos decretos. Y, cuando Jesús hubo pronunciado estaspalabras, el niño recliné su cabeza sobre el leché, y quedó dormido. Ante cuyoespectáculo, todos fueron poseídos de pánico, y temieron a Jesús. Y, cuando éste quisosalir, se pusieron de hinojos ante él, y le suplicaron: ¡Devuelve la vida al muerto! MasJesús no consintió en ello, y les dijo: Injustamente, y a pesar de mi inocencia,quisisteis condenarme, mas mi justicia me ha librado de la muerte. Y, después deresponderles así, desapareció de sus ojos. Y José, sacado de la prisión, volvió ensilencio a su casa, y contó a María los prodigios realiza. dos por su hijo. Y los padresdel niño muerto fueron, deshechos en lágrimas, a buscar a Jesús, y, no encontrándolo,rogaron a José: ¿Dónde está tu hijo, para que venga a resucitar a nuestro difunto? MasJosé dijo: Lo ignoro.De cómo la Sagrada Familia fue al país de Galilea yio que hizo Jesús con los niñosde los hebreos.Un milagroXXIII 1. Y José se levantó al despuntar el día, tomó al niño y a su madre, y, saliendode la villa, caminaron en silencio. Y María preguntó a Jesús: Hijo mío, ¿por qué te hasescondido así de esas gentes? Respondió Jesús: Madre mía, guarda silencio, y prosiguetu camino en paz. Yo haré siempre lo que convenga. Y permanecieron allí seis meses.Y Jesús circulaba por el territorio de la villa. E iba a sentarse cerca de los niños, en ellugar en que se reunían los niños, con los cuales mantenía largas conversaciones. Peroellos no podían comprender lo que les decía.2. Después, Jesús conducía a los niños al borde de un pozo, adonde toda la villa iba abuscar agua. Y, tomando de manos de los niños sus cántaros, los entrechocaba, o losrompía contra la piedra, y los echaba al pozo. Y los niños no se atrevían a volver a sucasa, por temor al castigo de sus padres. Y Jesús, al verlos llorar, los llamaba a sí, y lesdecía: No lloréis, porque os devolverá vuestros cántaros. E, inclinándose sobre elpozo, daba órdenes al agua, y ésta sacaba los cántaros intactos a su superficie. Y cadauno de los niños recogía el suyo, y retornaban a sus hogares, y contaban a todos losmilagros de Jesús.3. Un día, Jesús llevó consigo a los niños, y los detuvo cerca de un gran árbol. Y Jesúsmandó al árbol que bajase su ramaje, al cual subió, y sobre el cual se senté. Y mandóal árbol levantarse, y el árbol se elevó, dominando todo aquel paraje, y Jesúspermaneció en él una hora. Y, como los niños le gritasen, diciéndole que mandase alárbol bajarse, para subir ellos asimismo, Jesús ordenó al árbol que inclinase sus ramas,y dijo a sus compañeros: Venid junto a mí. Y los niños subieron alegremente, y secolocaron en torno a Jesús. Y éste, después de haber esperado un poco, mandó al árbolbajarse otra vez. Y los niños descendieron con Jesús, y el árbol recobré su posición.4. Y sucedió también que otro día que los niños se encontraban reunidos en ciertolugar, y Jesús estaba con ellos. Y había allá un muchacho de doce años, atacado, entoda su persona, de dolencias penosísimas. Leproso, epiléptico, mutilado en lasextremidades de sus manos y de sus pies, había perdido la forma humana, no podíaandar, y yacía a un lado del camino. Cuando Jesús lo vio, se apiadó de él, y le dijo:Niño, muéstrate a mí. Y el muchacho, despojándose de sus vestidos, quedó desnudo. YJesús ordenó a los ninos que lo extendiesen por tierra, amasé polvo del suelo, loesparció sobre el paciente, y dijo: Alarga tu mano, porque curado eres de todas tusenfermedades. Y, en el mismo instante, toda su piel dañada se separó de su cuerpo, sustendones y las articulaciones de sus huesos se afirmaron, y su carne se volvió como lacarne de un recién nacido, y fue limpio. Y se levantó, llorando, se precipité a los piesde lesus, y se prosterné ante él. Y Jesús le dijo: Ve en paz. Y marchó alegremente endirección a su morada, Y, todos los que se hallaban con él, testigos del milagro queJesús había hecho, quisieron verlo, mas no lo encontraron.

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